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Por Roberto López
Por Roberto López

El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha sido, históricamente, un partido camaleónico. Su capacidad para adaptarse y aliarse con el partido en el poder ha sido una de sus principales estrategias de supervivencia. En el contexto de la Cuarta Transformación (4T), no ha sido diferente. Desde 2018, el Verde se ha presentado como un aliado fiel de Morena, pero la pregunta sigue en el aire: ¿se trata de una alianza por convicción o simplemente una estrategia de conveniencia política?

En Veracruz, el PVEM ha buscado imponer candidatos en municipios dónde el encabeza la alianza, generando tensiones con los militantes morenistas. Este fenómeno ha sido evidente en procesos internos, donde el Verde ha presionado para colocar a sus propios perfiles en las boletas, muchas veces sin arraigo ni trayectoria dentro de la 4T. Esta postura genera dudas sobre su verdadera lealtad al proyecto de transformación encabezado por la presidenta.

Además, recientemente el PVEM mostró una postura ambigua en el Senado al aplazar hasta 2030 la entrada en vigor de la ley contra el nepotismo, propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum para implementarse en 2027. Este movimiento dejó entrever su interés en proteger intereses particulares antes que fortalecer la agenda anticorrupción de la 4T. Aunque el Verde ha sido un aliado legislativo clave, esta decisión genera dudas sobre qué tan alineado está con las reformas estructurales del movimiento.

La historia reciente del PVEM muestra un patrón de pragmatismo extremo: aliado del PRI en el pasado, luego del PAN en ciertos momentos y ahora con Morena. Este historial lleva a preguntarse si su respaldo a la 4T es genuino o si, al final, simplemente busca mantenerse en el poder sin importar el partido con el que deba pactar.

En Veracruz, su estructura territorial y su capacidad de movilización podrían ser un factor determinante para el resultado electoral. Sin embargo, la verdadera incógnita es si su participación consolidará el proyecto de transformación o si su pragmatismo político podría representar un desafío para la cohesión del movimiento en el estado y demostrar su verdadero respaldo a la alianza con MORENA.

El verdadero reto será ver qué sucede cuando el liderazgo de la 4T cambie. ¿Seguirá el PVEM leal al movimiento o buscará un nuevo acomodo según las circunstancias? Su historial sugiere que lo segundo es lo más probable.

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